sábado, 28 de julio de 2012

Y

Con toda mi esperanza puesta en la suposición de exactitud en mis cálculos, me hago el aparecido en esta acera obscura, bordeada por árboles de buena altura. El follaje abundante limita la luz de las farolas ámbar. Lo cual me favorece, pues la verdad no estoy con la vis de sostener un personae durante una veintena de metros; además que puedo contar con el factor sorpresa.
Ahí viene, paso un tanto cuanto flotado. Gran consumidor y acuñador de libros; medianamente joven. La penumbra me es favorable, el sujeto no me ve sino hasta que estoy a escasos dos pasos (por cierto, ¿has leído a John Dos Pasos?). Mi arma primera en este caso: una oda a la usanza decimonónica:

Fortuna y gloria inmortales
rodeen, per aevum,
a los sud coneanos.
Vuestros nombres, valientes soldados,
que habéis sido de Chile sostén,
laureles y encinas coronen.
Vosotros, antípodas inspirados,
que obtenéis del Chile
el vino mejor para el orbem.

-¡Profe! ¿Cómo le va? Oiga, no me maltrate así.
No sé si lo dice porque quedó impactado con el texto, porque no lo entendió (manufactura elevadísima, indudablemente), o porque vio en mi mano el volumen primero del "Quijote", mismo con el que pienso atizarle las ideas de ser necesario convencerle a que proceda como marcan los cánones.
-Jujto ejtaba pensando en ujté- me dice.
Acto seguido mete la mano a la bolsa de papel que tiene abrazada (seguro de la tienda "delicatessen" que está a dos cuadras), extrae un exquisito vino tinto y me lo entrega.
-Ande, ande,- me dice -¿cómo le va, don H?
-Pues ya ves, ir y venir. Estoy haciendo unas letrillas, unos como romances de ausencias; ya sabes, nada significativo como lo tuyo. Unos encargos. Lo que se puede, lo que se puede.
Miro que sobresale del bolsillo derecho de su chaqueta cazadora (flanco sin defensa, él es zurdo) un ejemplar en piel, octavo y muy grueso. Señalo el volumen con la mirada. Con voz algo temerosa contesta:
-Aguilar. Obraj completaj de Shakespeare.
-¿Incluyendo "La violación de Lucrecia" y "Los Sonetos"?
-Y otroj poemaj.
Tomo el libro, me despido.
-Que le vaya bien, profe.
Percibo tristeza en su voz. Quizá, también, resignación.
Ya tengo para pasar la noche sin pensar (tanto) en Ella.

"Santiago, y cierra España".