Lograste el paroxismo.
Bebiste de un trago
la escatología de la libertad.
Alcanzaste plenitud
en la crapulencia del berrinche,
llevándolo a la saciedad
en la realización del capricho.
Nada tiene retorno.
Muerto tu perro extínguense, también,
lealtad y compañía.
Pobre princesita.