viernes, 20 de julio de 2012

L

Para el varón, la plenitud auténtica no se encuentra en la obtención del pan o del oro, ni en los padeceres de quebrar piedra o hacer de tripas corazón en los callejones negros; tampoco en los laureles de la batalla o del estudio. La verdad -quizá triste, quizá alegre, pero verdad al fin y al cabo-, consiste en que el varón es solamente en el oficio de Atlas, es decir, geóphoro; portatierra en castellano castizo (lengua tan clásica como la griega, y niéguelo el majareta). En tal menester, el hombre pone todo su empeño, toda su valía; pues es labor titánica llevar sobre uno y en uno la Tierra, con todo y sus caudales, bosques y tempestades.