martes, 3 de julio de 2012

VII

Vencido por las piedras
que beben la sangre de mi llanto,
agobiado por el sol,
caigo en la inconsciencia
de la fatiga inclemente.
Sueño con ella.
Su voz de contralto llega a mí
con resonancia natural.
Amo su entonación,
sonido franco y exultante.
Para desgracia mía, desperté.