domingo, 29 de julio de 2012

EE

Marcel Proust escribe en sus ENSOÑACIONES algo así como: "La mayoría de las musas que han inspirado a los grandes poetas, no son sino vulgares camareras de posada".

En un sentido estricto, podríamos afirmar (pues es verdad total) que las mujeres son continente de bacterias, lo mismo que los varones. Pero eso sería quedarnos en la bobería de lo obvio, pues es un hecho que entre ellas (las hembras humanas) hay algunas que alcanzan la iluminación (reacción bioquímica de algunos simbiontes de las bacterias), irradiando un dulce efluvio de éter, mismo que al llegar a ciertos individuos éstos reaccionan rasgando la tela-fachada -el mundo ilusorio que menciona la buduidad-, para pernoctar en la armonía de las esferas.
Benditas sean esas mujeres.