lunes, 30 de julio de 2012

MM

Se dice que el artista es un loco. O al menos se acepta que quien vive en los oficios de la belleza, debe tener un poco de insania. No hay duda que ello es así. Baste mirar (percibir) una obra en cualesquier disciplina estética, para comprender que hay un elemento no cotidiano, vamos, ajeno a la realidad convencional. Por otra parte, y sin complicarnos la vida con teorías de salud mental, hemos de ver que la locura es una necesidad imaginaria (en quien la experimente es real), misma que exige del insano una conducta específica, que a su vez no es sino la solución a la carencia.
Tal conducta no es otra cosa que la obra de arte.