domingo, 29 de julio de 2012

HH

Que no te engañen, amable lector, las líneas ácidas y nudosas que he escrito. Yo también anhelé el vergel; también soñé con la espiga madurando bajo el sol. Yo también tuve derecho a una mesa con potaje y vino, también hice méritos para descansar en una cama tibia con sábanas oliendo a romero. También amé un sitio donde era conocido. Ahora, otra vez las dunas.De vuelta a ser lo que nunca dejé de ser: un extranjero sobre la tierra.