domingo, 29 de julio de 2012

AA

Por entre las enredaderas tupidas, entreveo un patio grande. Me he encontrado que flotando cerca de esta reja, en el dicho patio, anda un globo con piel de plástico metalizado y entrañas de helio. Tiene forma de equinodermo. El globo pertenece a la especie de los obsequios que se dan los enamorados (nunca entregué uno de esos, quizá ahí está el origen de mis males). Se desliza a unos veinte centímetros del suelo, negándose a abandonar éste ángulo. Evidentemente el helio de su interior, como todo él, es idea y manipulación de humanos; mas viéndolo me viene la idea de si hubiésen bacterias capaces de transformar substancias complejas en elementos. Hasta donde sé, sólo simplifican las substancias no las reducen a un estado elemental. Bacterias heliogénicas, eso sería bueno. ¿Qué características tendrían?
Aprovechando el viento escaso, el globo se acerca a la banca de concreto. Ahora, se frota contra la banca como lo hace el perro adolescente en la pierna de un invitado.