Con asiduidad
me visitan las memorias
de los tiempos luminosos.
Un recuerdo es un no vivo,
estantigua hematófaga
que viene a reinar en tu casa.
Si renuncias a abandonarte,
a sucumbir voluntariamente
en sus dominios famélicos,
entregan tu sensible cordura
a la voracidad de sus fieras:
los espectros de la urgencia.